La medicina nuclear cumple un papel fundamental en el diagnóstico temprano y el tratamiento de enfermedades no transmisibles como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, dos de las principales causas de muerte en América Latina y el Caribe.
El número de pacientes que requieren exámenes de medicina nuclear se incrementa año tras año. Para atender esta demanda y brindar acceso a servicios de calidad no sólo es necesario contar con equipamiento moderno sino también capacitar al equipo multidisciplinario de profesionales que trabaja en este campo.
“En los países de América Latina y el Caribe existe una gran necesidad de crear capacidades y entrenar personal en el área de medicina nuclear y ésta es una de las prioridades del Organismo Internacional de Energía Atómica”, señaló Enrique Estrada, Oficial Técnico de dicho organismo. “Luego de un gran trabajo de coordinación, el OIEA ha logrado organizar dos cursos regionales en la ciudad de Lima en paralelo al Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociedades de Biología y Medicina Nuclear, ALASBIMN, donde también participan los profesionales y expertos de nuestros cursos”.
Realizados entre el 12 y 16 de noviembre de 2019 a través del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL) y con el apoyo de instituciones peruanas, los cursos se enfocaron en las nuevas tecnologías y aplicaciones clínicas de la medicina nuclear.
“Vivimos en una época en la cual la tecnología se desarrolla a un ritmo impresionante”, señaló Mario Marengo, uno de los expertos convocados por el OIEA. “Cursos como estos permiten a los profesionales mantenerse actualizados, intercambiar experiencias con colegas de otros países que está utilizando equipos diferentes y formar una red de conexión que es fundamental para la mejora de los tratamientos de los pacientes en la región”.
Las nuevas técnicas de diagnóstico y terapia en medicina nuclear para enfermedades no transmisibles fueron el foco de uno de los cursos en el que participaron 25 médicos nucleares de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Estas técnicas combinan dos tipos de imágenes: las radiológicas, como la tomografía computarizada (CT), que definen con gran detalle las características anatómicas de una lesión incluyendo el lugar, el tamaño y la morfología; y las imágenes de medicina nuclear, que comprenden la tomografía por emisión de positrones (PET) y la tomografía por emisión de fotón único (SPECT), que proporcionan información a nivel molecular y funcional. El resultado es una imagen híbrida que ofrece información única y precisa al médico para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de muchas enfermedades como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
“Ésta es una tecnología que está introduciéndose en la región latinoamericana y que no está actualmente disponible en todos los países”, señaló Camilo Carrillo, especialista en medicina nuclear del Centre Hospitalier Universitaire Saint-Pierre de Bélgica. “La formación del personal médico es entonces primordial para contar con exámenes de calidad para nuestros pacientes”.
El segundo curso se enfocó en las nuevas aplicaciones clínicas de las técnicas de medicina nuclear, con énfasis en los protocolos de adquisición y procesamiento de imágenes y en la preparación del paciente. Participaron 36 tecnólogos en medicina nuclear de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
“El desafío actual de la medicina nuclear claramente son los nuevos radiofármacos, la terapéutica y los equipos híbridos que han venido a modificar el mundo de la medicina nuclear y es ahí donde tenemos que entrenarnos”, señaló Mariano Portillo del Centro de Diagnóstico Rossi de Argentina. “Cada país tiene sus diferencias e individualidades pero el reto es que nuestra región se fortalezca”.