ACUERDO REGIONAL DE COOPERACIÓN PARA LA PROMOCIÓN DE LA CIENCIA Y TECNOLOGÍA NUCLEARES EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

El cambio climático y la seguridad alimentaria son algunos de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad. Esto motiva el esfuerzo de expertos de todo el mundo, que investigan técnicas nucleares e isotópicas para desarrollar nuevas y mejoradas variedades de cultivos.

Durante uno de los eventos paralelos de la 65ª Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), 28 investigadores, investigadoras y equipos de investigación de instituciones de 20 países fueron reconocidos por sus logros y contribuciones al fitomejoramiento por mutación. Los premios fueron entregados por el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi, en presencia del Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Qu Dongyu, durante una ceremonia desarrollada en Viena.

El reconocimiento incluyen 11 premios a logros sobresalientes, 10 premios a mujeres en mejoramiento de mutaciones de plantas y siete premios a jóvenes científicos por esfuerzos significativos en el desarrollo de nuevas variedades mutantes mediante irradiación, en la última década.

El impacto del talento regional

Dentro del grupo de galardonados, destacan dos mujeres científicas latinoamericanas, ambas contrapartes del proyecto RLA/5/068, denominado ‘Aumento del rendimiento y del potencial comercial de los cultivos de importancia económica’, desarrollado en el marco del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL).

Se trata de María Caridad González, Doctora en Ciencias Agrícolas, quien junto a su equipo de colaboradores del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) de Cuba, recibió un reconocimiento en la categoría “Logro destacado”, por su trabajo a lo largo de los años en la obtención de variantes mutantes en diversos cultivos.

La Dra. González, junto a doctorante panameño que supervisa en su proceso de tesis en tomate.

Parte de su contribución se resume en la obtención de variedades mutantes de arroz, tolerantes a salinidad, sequía e incluso, a insectos como los ácaros (Steneotarsonemus spinki). Además, se han obtenido variedades de tomate de alto potencial productivo en condiciones de bajo suministro de agua y fertilizantes, con gran aceptación por parte de los productores, así como mutantes de soja, incorporados en el Programa de Producción de Soja de Cuba.

“Todos los mutantes obtenidos han tenido gran impacto en la producción sostenible de alimentos de nuestro país, por lo que agradezco al OIEA el apoyo brindado para el fortalecimiento de capacidades de laboratorio y para la formación de personal, así como también por el premio que nos fue otorgado, que ha tenido un gran impacto en nuestro país. Esperamos seguir aportando nuevas variedades para contribuir a la producción sostenible de alimentos en Cuba, y también continuar apoyando el desarrollo de programas de mejora en otros países que lo soliciten”, señaló María Caridad González.

Por su parte, en la categoría “Mujeres en el mejoramiento de plantas por mutación”, fue galardonada la Doctora Luz Rayda Gómez-Pando, ingeniera agrónoma y profesora principal del Departamento de Fitotecnia de la Facultad de Agronomía y jefa del Programa de Cereales y Granos Nativos de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), a quien se reconoció por su trayectoria en el fitomejoramiento de cultivos de importancia económica en Perú.

La Dra. Gómez-Pando en un campo de variedad de quinua rosada en Perú.

“Agradezco, en nombre propio y de mi país, el invaluable apoyo del OIEA, que nos ha permitido desarrollar proyectos e investigaciones, en el marco de los cuales hemos empleado la técnica de mutaciones, con resultados muy favorables, que han dado lugar a la liberación de variedades de cebada (2) y Kiwicha (Amaranthus caudatus), ampliamente cultivadas en la región andina de Perú, permitiendo mejorar los rendimientos y la calidad en zonas marginales, que son afectadas por climas adversos, suelos de ladera de baja fertilidad y una agricultura familiar de autosubsistencia”, enfatizó Luz Gómez-Pando.

Cabe destacar que la Universidad Nacional Agraria de La Molina (UNALM) en Perú ha sido reconocida recientemente como Centro Colaborador del OIEA, por lo cual se ampliará el área de investigación cooperativa con el OIEA sobre mejoramiento por mutación y biotecnologías asociadas a todos los cultivos en los que se centra la UNALM. Parte de los retos futuros será la lucha contra la devastadora enfermedad de la marchitez por Fusarium TR4, que afecta las plantaciones de banano y plátano de ese país y de América Latina y el Caribe.

“Para la región [América Latina y el Caribe], el reconocimiento otorgado a estas magníficas profesionales representa un gran orgullo, no solo para ellas sino también para sus valiosos equipos de trabajo en el INCA y en la UNALM.  Significa una afirmación a la excelencia, a su constante labor a nivel nacional y regional, desarrollado a través de ARCAL, y también un agradecimiento por su liderazgo y compromiso con la temática en el uso de las aplicaciones nucleares, en beneficio de la producción de alimentos. Hoy, su trabajo se ha traducido en logros y avances concretos que benefician a toda nuestra sociedad latinoamericana y que posiciona a la red regional de fitomejoradores en la aplicación de las técnicas nucleares en pro de la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible”, señaló Raúl Ramírez, Jefe de Sección de la División de América Latina y el Caribe del Departamento de Cooperación Técnica del OIEA.

Variedades más resistentes

El OIEA apoya a expertos de todo el mundo en el uso de técnicas nucleares en la agricultura, incluida la irradiación de semillas u otros materiales vegetales para el desarrollo de variedades de plantas con características superiores, que las hagan más tolerantes a la sequía o presenten un mayor rendimiento.

Este proceso, llamado fitomejoramiento por mutación, utiliza los propios recursos genéticos naturales de la planta para imitar el proceso espontáneo de mutación en su evolución, lo que posibilita aumentar el ritmo del cambio genético y, en consecuencia, permite a fitomejoradores seleccionar las más deseables entre muchas líneas mutantes.