“Estudiamos los contaminantes orgánicos porque nos importa la vida” es el mensaje central de la estrategia de comunicación diseñada para un proyecto ARCAL que investiga los contaminantes orgánicos persistentes (COPs) en América Latina y el Caribe.
Se trata del proyecto RLA/5/069 “Mejorando la Gestión de la Contaminación por Contaminantes Orgánicos Persistentes para Reducir el Impacto sobre las Personas y el Medio Ambiente (ARCAL CXLII)”, que cuenta con el auspicio del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
La estrategia enfatiza el rol de las tecnologías nucleares para ayudar a monitorear la existencia o no de contaminantes orgánicos y encontrar soluciones en el marco de la colaboración regional y las alianzas con organismos e instituciones de los países participantes en el proyecto, todos comprometidos con el Convenio de Estocolmo.
Este convenio, ratificado el 7 de junio de 2004, es un instrumento internacional que tiene como objetivo principal la protección del medio ambiente y la salud humana frente a los contaminantes orgánicos persistentes (COPs), sustancias químicas que persisten en el ambiente, se bioacumulan en los organismos vivos y conllevan el riesgo de causar efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente.
El proyecto persigue, entre otros, estudiar el grado de exposición a COPs para diferentes grupos de población en América Latina e identificar grupos de riesgo clave y establecer políticas para protegerlos de la exposición.
La estrategia de comunicación se diseñó en el marco de un taller realizado en Quito, Ecuador, del 22 al 26 de abril con la participación de 11 países de la región, a saber, Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, República Dominicana y Uruguay.
Cada país integrante del proyecto diseñó su estrategia de comunicación nacional, en correspondencia con sus particularidades. Todas ellas tributan a los objetivos de esta Estrategia Regional, cuyo plan de acción abarca los años 2018 y 2019 concluyendo con el cierre del proyecto.
Por: Marta Contreras, Punto Focal de Comunicación de ARCAL