El suelo es la base de la flora, la fauna y de las personas. En definitiva, es el sustento de la vida misma. Sin embargo, su preservación en América Latina y el Caribe se ve amenazada por actividades antropogénicas, es decir, aquellas relacionadas con la influencia de las personas sobre la naturaleza, e incluso, por causas naturales.
Esto alertó a 18 países de la región quienes, conscientes de la falta de información y de capacidad analítica para determinar los contaminantes y su impacto, conforman el proyecto RLA5089 denominado “Evaluación de los efectos de los metales pesados y otros contaminantes en los suelos contaminados por actividades de origen antropógeno y natural”, que cuenta con apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), a través del Acuerdo Regional ARCAL.
Precisamente, entre el 21 y 24 de marzo de 2022, se realizó la primera reunión de coordinación de este proyecto, que permitió que las instituciones de los países participantes discutieran y consensuaran un plan de trabajo que permitirá abordar las brechas detectadas y apuntar al objetivo planteado.
Las causas del problema
En declaraciones realizadas en 2021 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el empeoramiento de la contaminación del suelo y la proliferación de desechos amenazan el futuro de la producción alimentaria, la salud humana y el medioambiente en todo el mundo.
Algunas cifras de PNUMA indican que más de un 70% de las tierras secas utilizadas en agricultura en América del Sur sufren una degradación de moderada a extrema, y que cerca del 50% de los suelos en las tierras de pastoreo han perdido su fertilidad. Además, en las últimas décadas, el abandono rural y la pobreza han acelerado el crecimiento de las áreas urbanas. El problema es que muchas ciudades no fueron concebidas para las densidades demográficas que hoy tienen. De ahí que sus habitantes son particularmente vulnerables a desastres y riesgos para su salud.
A este problema ya declarado contribuyen otros componentes, como la falta de buenas prácticas de manejo del suelo; la insuficiente información confiable sobre el nivel de contaminación por metales pesados y otros contaminantes; y la falta de interacción entre gobiernos, academia y comunidades científicas.
Por lo tanto, para contribuir a mejorar las políticas de manejo del suelo, es necesario partir por generar conocimiento e información sobre la caracterización de los impactos ambientales de los metales pesados y otros contaminantes de origen antropogénico y natural. Esto constituye el objetivo central de este proyecto regional.
El rol de la energía nuclear
Para realizar este tipo de evaluaciones, las técnicas analíticas nucleares y afines juegan un rol clave porque su aplicación arroja información confiable que puede contribuir a una mejor toma de decisión, incluida la planificación del uso del suelo y la legislación adecuada.
En esta línea, el análisis por activación neutrónica (NAA) será una de las técnicas analíticas nucleares a aplicar, además de otras afines, como la fluorescencia de rayos X, la espectrometría de masas y la de emisión atómica por plasma acoplado inductivamente, la espectrometría de absorción atómica y la técnica de determinación directa de mercurio; cada una de ellas con sus ventajas particulares y complementarias, que permiten un análisis cualitativo y cuantitativo de los metales pesados en las muestras de suelos, brindando información confiable para la toma de decisión.
El plan de trabajo, que se extenderá por cuatro años, incluye la evaluación de las capacidades humanas y analíticas en la región, el desarrollo de un inventario de la normativa con que se cuenta para evaluar la contaminación de suelos por metales pesados, la armonización de procedimientos de muestreo y análisis, la elaboración de un manual de procedimientos para realizar la evaluación, adquisición de equipamiento e insumos para muestreo y preparación de muestras, pruebas de aptitud y rondas de intercomparación, entre otros.
“Con el proyecto, los laboratorios de los países participantes quedarán fortalecidos en recursos humanos y capacidades analíticas, y contarán con procedimientos de muestreo y análisis de metales pesados armonizados y documentados, para aplicarlos en un caso de estudio nacional en coordinación con los responsables de la toma de decisiones en materia ambiental. De esta manera, se logrará contar con información confiable y tener un mayor conocimiento del impacto ambiental de los metales pesados en suelos contaminados, para contribuir a mejorar las políticas públicas en esta temática, con miras a una gestión sostenible de los suelos en la Región”, señaló la coordinadora líder del proyecto, en representación del Instituto Peruano de Energía Nuclear, Patricia Bedregal.
Los países que conforman este proyecto ARCAL son Argentina, Bolivia, Brasil, Belice, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.