ACUERDO REGIONAL DE COOPERACIÓN PARA LA PROMOCIÓN DE LA CIENCIA Y TECNOLOGÍA NUCLEARES EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

La Planta de Irradiación de Alimentos (PIA) de Cuba, única de su tipo en el país, fue puesta en operación en 1987, en el Instituto de Investigaciones de la Industria Alimenticia (IIIA), con el objetivo de irradiar alimentos para su preservación.

Una década después la PIA interrumpió el servicio de irradiación por baja actividad de sus fuentes y la necesidad de modificaciones tecnológicas para dar respuesta a las demandas del mercado nacional.

A partir de 2005, la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (AENTA), desarrolla una estrategia para recuperar las capacidades de irradiación en el país, que tuvo como soporte el proyecto nacional “Mejoramiento de los Servicios de Radiación en Cuba” (CUB/1/012), para potenciar e incentivar los servicios de radiación en sectores importantes de la economía del país.

En 2012, el Gobierno de la Isla anunció como prioridad nacional la revitalización de las capacidades de irradiación por su importancia para la seguridad alimentaria, el acceso a mercados internacionales y los servicios de salud. En esta nueva etapa, PIA se propuso convertirse en una instalación multipropósito para irradiación de alimentos, esterilización de productos médicos, preservación de productos cosméticos, entre otros.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) apoyó al país con misiones de expertos, cursos de capacitación y el suministro de equipamiento. Así, en el marco de un proyecto de cooperación técnica, especialistas cubanos instalaron a mediados de febrero de 2019 nuevas fuentes radiactivas de Cobalto 60 en la Planta, reabierta tras un largo período de inactividad.

La recarga fue ejecutada por expertos del instituto húngaro IZOTOP, mediante un complejo y articulado trabajo previo con especialistas del IIIA y otras instituciones del país como el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones (CPHR), Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear, Centro Nacional de Seguridad Nuclear, Ministerio del Interior, la empresa importadora del Ministerio de la Industria Alimentaria y la AENTA.

Para la recarga fue necesario extraer las fuentes radiactivas en desuso del irradiador, pero no se disponía de un contenedor adecuado para su traslado al Almacén de Desechos Radiactivos, por lo que ellas fueron transferidas temporalmente al foso de reserva, ubicado en la misma instalación del irradiador. Estas actividades se realizaron con la asistencia de un experto del OIEA.

Posteriormente, a través del proyecto regional de cooperación técnica RLA9078 se recibió un contenedor para el transporte y almacenamiento de las 52 fuentes radiactivas en desuso, que permite la carga de las fuentes directamente desde el foso de reserva.

Comenzando el 2022 se iniciaron las operaciones de extracción de las fuentes del foso. Esto requirió una adecuada preparación para desarrollar habilidades en la operación del contenedor, sus dispositivos auxiliares y la herramienta para la manipulación de las fuentes, diseñar y fabricar dispositivos para facilitar la alineación del contenedor con los canales del foso de reserva (elementos importantes para la optimización de las dosis), elaborar los procedimientos operacionales y de seguridad.

Para la evaluación de seguridad se identificaron los posibles sucesos iniciadores de secuencias accidentales, sus consecuencias, así como las barreras de seguridad. Se estimaron las dosis operacionales en condiciones normales y de accidente. Se elaboró el plan de respuesta a emergencias radiológicas teniendo en cuenta los sucesos iniciadores identificados.

Todos estos documentos se presentaron a la Dirección de Seguridad Nuclear (DSN), que realizó su evaluación y otorgó al Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones (CPHR) la autorización con las condiciones de vigencia, verificadas durante el acto de inspección previo a la extracción de dichas fuentes.

Antes de las operaciones se realizaron ensayos en frío en uno de los fosos vacíos del foso de reserva, que permitieron verificar el correcto funcionamiento del contenedor con todos sus dispositivos, así como la herramienta de manipulación de las fuentes, lo que sirvió como entrenamiento adicional de los operadores.

Las 52 fuentes radiactivas en desuso fueron extraídas del foso de reserva y transferidas al contenedor según lo planificado. Las operaciones fueron supervisadas por la Autoridad Reguladora. No ocurrió ningún incidente durante el proceso.

Este tipo de maniobra fue realizada por primera vez por tecnólogos del CPHR, lo que demuestra la experiencia y habilidades adquiridas en gestión de fuentes radiactivas en desuso. Las capacitaciones recibidas a través de cursos, talleres y visitas de expertos, en el marco de proyectos de Cooperación Técnica del OIEA y el Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), han tenido un aporte significativo en la adquisición de estas habilidades.

Finalmente, las fuentes radiactivas en desuso de la Planta fueron trasladadas a las instalaciones de Gestión de Desechos Radiactivos del CPHR, donde se almacenan de manera segura.

Esta operación marca un paso más en la estrategia del país de restablecer las capacidades de irradiación de alimentos para fomentar la sustitución de importaciones y mejorar la seguridad alimentaria.

Recuadro

La irradiación de alimentos se realiza con haces de energía como rayos X, rayos gamma o haces de electrones. La energía destruye las bacterias, neutraliza las plagas de insectos, preserva la calidad de los alimentos y protege los alimentos envasados contra la contaminación microbiana y por insectos. Estas aplicaciones son inocuas, no provocan variación significativa en las características de los productos y no hacen daño a las personas.

Texto: Mercedes Salgado y Marta Contreras

Fotos: Mercedes Salgado